Catedral

El edificio más importante de Durango, además de los más bellos en todo el norte de la república. Su construcción data para 1695.

La enorme construcción, de cantera blanca extraída de vetas que se encuentran a un tiro de cañón, fue erigida por generaciones de alarifes, maestros de obra, ebanistas, canteros, herreros, etc., en las faldas de la Sierra Madre Occidental, a orillas del Valle del Guadiana. Su edificación tomó poco más de tres siglos, quedando en el corazón de la ciudad colonial, capital de la provincia y sede del arzobispado de la Nueva Vizcaya, que abarcó hasta San Francisco California, parte de Texas y Nuevo México, Chihuahua, Coahuila y Durango.

Su esmerada simetría, sus portadas cúmulo de estilos barrocos y neoclásicos, sus finas tallas en cantera que guardan las imágenes de la letanía del rosario y a los apóstoles y sus santos, entre follajes de vid, querubines y entrelaces geométricos, guarda en su interior los numerosos Tesoros de la Catedral, su sillería chapeada en oro, sus órganos monumentales, las finísimas esculturas de la Virgen de la Inmaculada Concepción y del venerado San Jorge, las pinturas de Correa, sus eucaristías de oro profusamente decoradas con joyas preciosas, sus altares neoclásicos, son sólo parte de dichos tesoros que generaciones de duranguenses han ofrendado a sus santos patronos.