Ex Estación del Tren

Construcción Porfiriana de principios del siglo XIX, es una de las más antiguas y bellas en su género, que cuadno se construyó, representó un alarde de modernidad y magnificiencia, pues en aquel entonces los ferrocarriles nacionales era el medio de transportación colectiva más moderno del país, y uno de los mejores en el mundo.

Su gran sala de pasos perdidos, en cuyo piso de mármoles de color se representa una gran estrella de los vientos, se abre al subir una escalinata que conduce al recinto, flaqueada por sendos faroles de bronce estilo Art Nouveau, y enorme portón del mismo material y cristal. En su alto techo de cristal sobre estructura metálica estilo Palacio de Invierno londinense de Gustave Eifel, deja entrar la luz natural, y al frente, justo a la entrada del andén en el que los pasajeros abordan el tren, un colorido vitral, también estilo Art Nouveau, permite que la luz interior se torne de multiples colores.

Cuenta también con las enormes bodegas, de dos aguas, del antiguo servicio expreso del ferrocarril, en las que se embarcaban y recibían mercancías que salían de la ciudad o llegaban de todas partes del país. Su fachada es una combinación de ladrillo refractario color oro pálido, uno de los materiales más representativos de la Revolución Industrial, y la típica cantera blanca de Durango.